Shinji Ikari, de 14 años, ha vivido separado de su padre Gendou, y de la nada recibe una llamada ordenándole que lo visite. Y sin consultarlo, le ordena que se convierta en piloto del EVA.
Shinji, que no comprende la situación para nada, se ve obligado a enfrentarse a los llamados “ángeles”, misteriosas formas de vida. Se pueden trazar muchos paralelismos, hasta este punto, con otras series de anime de robots, como Mazinger Z o Gundam. Además, vemos su crecimiento, desde el punto de vista de las relaciones entre el protagonista y quienes lo rodean.
Para esta obra se utilizaron todo tipo de herramientas narrativas. Además de abundar en misteriosas palabras clave, colocadas por todas partes, la serie atrapa el interés del espectador por medio de un estilizado entramado que estimula su imaginación, con descripciones psicológicas que llegan hasta lo más profundo de sus personajes, y por medio de poderosas imágenes de lucha.
Algo curioso de la serie ocurre cuando las personas hablan de Evangelion, mientras más intentan ser precisos, encuentran dificultades para mantener su punto de vista.
Y ocurre, sin importar por donde comiencen a expresarse. Y es que existen tantas interpretaciones, al igual que seguidores. Al final, cualquier discusión te hace concluir que se trata de un entramado con múltiples formas de ser analizado.
Sin duda, es fascinante la inteligencia detrás de la historia, como se desrrolla, y como te hace pensar. Como si fuera un espejo en el que ves tus complejos y deseos, y eso le pasa a cada individuo. Cada uno cuenta su propia historia.
Y el mejor ejemplo de esta dicotomía se da en las piloto de EVA, Rei Ayanami, siempre racional, calmada y clara -como su traje blanco-. Y Asuka, impulsiva y agresiva, al igual que su traje rojo.
Para quienes vean la serie por primera vez, Evangelion quizá los deje agotados mentalmente. Y es que la cantidad de información puede ser abrumadora, más cuando va acompañada de escenas de acción descomunales.
(新世紀エヴァンゲリオン)