Cuando crecemos y entramos en la adolescencia, ¿a qué aspiramos en realidad? Depende de nuestras circunstancias, pero seguramente todos anhelamos sentirnos queridos, necesitados por otros.
Para Miyo, los últimos años no han sido sencillos, sus padres se han separado en malos términos y cada uno ve por sus intereses personales, olvidando que su hija ha quedado comprometida entre ambos.
La joven está al borde de un colapso emocional, siente que todos son unos egoístas y simplemente quisiera desaparecer.
Durante un festival de verano, Miyo se enoja con su madre y se aparta de la celebración y deambula por los alrededores, ahí, observa a un personaje muy peculiar, un hombre que vende máscaras.
El vendedor se aprovecha de la fragilidad emocional de la joven y la convence de probar una, como resultado, se convierte en un gato. De esta forma comienza una aventura llena de sentimiento, frustración y anhelo.
En la escuela, Miyo se muestra como una chica extrovertida, energética y muy curiosa, está acostumbrada a ser el centro de bromas y burlas, pero a pesar de ello sigue sonriendo.
Y desde hace tiempo tiene a Kento en la mira, uno de sus compañeros de clase, a quién suele acercarse de forma directa para decirle que le gusta.
Él no entiende porqué Miyo, o Muge como le apodan, está interesada en él.
Pero al llegar la tarde, vemos a Miyo regresar a casa, dónde no tiene una buena relación con la nueva pareja de su padre. Siempre con una sonrisa, saluda, pero evita convivir con ella.
Para escapar, Miyo utiliza la máscara y se transforma en gato, su única ilusión al momento es visitar la casa de Kento, donde le llama Tarou. Y él adora a su gatita, sin saber de quién se trata en realidad.
(泣きたい私は猫をかぶる)