El abuelo de Wakana es un artista, y aunque las nuevas generaciones lleguen a pensar distinto, para su nieto, él es el mejor creando muñecas hina.
Desde muy pequeño, Wakana ha observado la dedicación de su abuelo Kaoru, y ha apreciado de cerca lo hermosas que pueden ser las muñecas.
Sin embargo, como suele pasarnos, no todos piensan igual a nosotros, y al crecer descubrimos que nuestros pasatiempos más íntimos no coinciden con lo de los demás, y luego de tener diferencias con una amiga, Wakana evita compartir su pasión con otras personas.
Años más tarde, Wakana ingresa a la escuela preparatoria, pero a pesar de ello sigue sin hacer amigos, lo cual le preocupa a su abuelo.
Sentado en su pupitre, Wakana escucha con atención a sus compañeros de clase, y definitivamente sabe que no tendría temas con los cuales conversar con ellos.
De repente, se escucha un fuerte ruido, y Wakana ve como una de sus compañeras de clase, Marin, cae sobre su mesa. Afortunadamente el susto es menor y de inmediato se reincorpora, para la sorpresa de Wakana, Marin le pregunta si está bien, y este simplemente duda en decir algo.
Marin observa una mancha en su brazo y le pregunta si se trata de un golpe, aunque en realidad se trata de tinta que Wakana usó al pintar una de las muñecas del negocio familiar.
Al terminar el día, llega la hora de ordenar el salón, y sus compañeros ponen excusas muy simples para evadir su responsabilidad. Para Wakana es mejor así, se siente incómodo rodeado y no tener algo que conversar.
En ese momento aparece Marin, quien reclama a Wakana que no debe quedarse callado ante los abusos de sus compañeros de clase. Y de forma determinada le dice que ser confiable no implica hacer todo lo que los demás nos pidan, que esa no es una forma sana de vivir.
A partir de ese momento, Wakana no puede dejar de pensar en sus palabras, y días después, al intentar terminar la ropa de una de sus muñecas, la vieja máquina de coser deja de funcionar, por lo que decide usar la de la escuela el día siguiente.
Confiado en que nadie asiste a ese taller, Wakana se deja llevar por su pasión y se distrae por completo. En ese momento entra Marin y lo sorprende hablando con la cabeza de su muñeca favorita.
Con la sorpresa, Wakana lanza la muñeca al aire y al rescatarla termina frente a frente con Marin. Él espera un comentario desagradable; sin embargo, ocurre todo lo contrario.
Marin está impresionada por ver que Wakana sepa usar la máquina de coser, y al observar con detenimiento la muñeca, le dice que está muy bien hecha, incluso, que sus ojos brillan de verdad.
Wakana se sorprende al ver que Marin no lo juzga, y simplemente comienzan a conversar. Ella le pide que se de la vuelta, y Marin se cambia de ropa en un instante.
Resulta ser que Marin es una aficionada al cosplay, adora todo tipo de juegos y animación, y desea rendir homenaje a sus personajes favoritos vistiéndose como ellos.
Pero Marin no es precisamente muy buena diseñando y creando su propia ropa. Al verla vestida así, y observar el modelo que supuestamente creo Marin, Wakana se deja llevar por su experiencia y la crítica ferozmente, pero al verla a punto de llorar le pide una disculpa.
Marin no lo piensa dos veces, y le pide a Wakana que le ayude a confeccionar la ropa que quiere para realizar cosplay. En ese momento, Wakana se da cuenta que hay otras personas que tienen gustos distintos a los suyos, y que, a pesar de las diferencias, puede entablar una conversación e incluso formar una amistad.
Y aunque Marin cree que Wakana la rechazará, no es así, y el joven le dice que hará su mayor esfuerzo para ayudarla.
(その着せ替え人形は恋をする)