A la mitad del camino, en una carretera, un hombre observa con detenimiento el cargamento de un camión que va frente a su motocicleta.
En una curva, ocurre un accidente y una enorme máquina expendedora sale volando hacia un precipicio. Y aunque parece imposible de creer, el hombre que viajaba detrás salta para detener la caída de la máquina, y pierde la vida.
De repente, el hombre abre los ojos, y se sorprende al estar con vida, pero por alguna razón no puede moverse. En esos instasen, escucha el tradicional saludo de las sofisticadas máquinas expendedoras de Japón.
Sin entender como, el hombre se ha transformado en una de esas máquinas, y comienza una nueva vida sin poder moverse, pero con la satisfacción de llevar su amor por estas máquinas a un nuevo nivel.
Al pasar los días, descubre que en este mundo puede mantener el funcionamiento de su nuevo cuerpo si utiliza puntos, incluso puede cambiar los productos que ofrece.
El único problema es que está junto a un lago, y no ha pasado ninguna persona desde que llegó al nuevo mundo.
De repente, aparece un monstruo, que al escuchar el sonido de la máquina se molesta y la golpea. En lugar de asustarse, la criatura llama a los de su raza y comienzan a atacar la máquina sin piedad.
Utilizando sus valiosos puntos, la máquina puede generar un campo de defensa y eventualmente auto repararse. Pero sin nadie que compre sus productos, está destinado a apagarse y perder la vida nuevamente.
Afortunadamente para él, una aventurera llamada Lammis aparece frente a él, y después de adecuar su tipo de cambio, recibe su primer compra, y por ende, recupera algunos puntos de vida, por así decirlo.
Lammis era parte de un vasto grupo de aventureros, pero en el camino son atacados y la mayoría pierde la vida, sin alimento y sueño, la chica gasta sus ahorros para consumir lo que ofrece la máquina expendedora, y sin darse cuenta, se queda dormida.
Al día siguiente, Lammis descubre que de alguna forma, la máquina es capaz de comunicarse con ella, y decide llevarla hacia su pueblo, con la esperanza de poder presentársela a una de sus amigas, experta en objetos mágicos.
Pero antes de hacerlo, Lammis deberá ahorrar algo de dinero para el viaje. Sorprendentemente, la chica tiene la fuerza física para cargar la máquina expendedora, e incluso le pone el nombre de Hakkon.
Ya en el pueblo, Hakkon no tarda en llamar la atención y de inmediato comienza a acumular sus puntos de vida y le ofrece a sus clientes todo tipo de productos ajenos a la experiencia de quienes viven dentro de un extraño laberinto.
(自動販売機に生まれ変わった俺は迷宮を彷徨う)