En esta versión de la historia, durante la época feudal del Japón ocurrió una tragedia, cuando una extraña plaga devastó las islas del archipiélago, matando a su paso a la mayoría de los hombres y niños.
Pasaron más de ocho décadas, y la población comenzó a estabilizarse nuevamente, sin embargo, el papel de los hombres en la sociedad se transformó por completo. Comenzando por el hecho de que las mujeres tomaron el poder.
La institución del matrimonio colapsó, y no fue extraño ver a familias que prostituían a sus hijos a cambio de dinero o una mejor posición social.
Las mujeres que anhelaban convertirse en madres, no dudaban en acudir a un distrito especial en el que podían pagar grandes sumas de dinero por los servicios del hombre de su elección.
Las relaciones de pareja terminaron reservadas para los nobles samurai, ricos mercaderes o líderes de las aldeas.
En cuanto al poder, la poderosa posición del shogun también terminó siendo heredada a las mujeres. Y gracias a su posición, tuvo acceso al mayor lujo de su tiempo, los hombres.
Dentro del castillo del shogun, se construyó un palacio conocido como Oooku, en el que tres mil hermosos hombres fueron dispuestos para el entretenimiento de la soberana.
Durante el reino del séptimo shogun, Yunoshin no pierde el tiempo y entrena con su espada, soñando que algún día hará algo con su vida. O-Nobu, su amiga de la infancia lo quiere, pero sabe que Yunoshin no duda en ofrecer su cuerpo a mujeres que no pueden pagar por un hombre.
A pesar de ello, O-Nobu entiende que lo que hace Yunoshin podría ser considerado como algo noble y bondadoso.
Y aunque Yunoshin tiene sentimientos por O-Nobu, sabe que su relación no puede ser realidad. Él, pobre, y ella la heredera de un rico comerciante.
Por lo que, cuando la madre de Yunoshin le ofrece en matrimonio a otra mujer, él le agradece por sus cuidados y le dice que desde hace tiempo ha solicitado la recomendación de un familiar para ingresar al famoso Oooku.
Al despedirse de O-Nobu, Yunoshin no duda en besarla, y pedirle que sea feliz. Y aunque ella también lo ama, lo deja ir sin una palabra de por medio.
Al llegar al Oooku, Yunoshin no tarda en integrarse a sus labores, y su forma tan franca de ser molesta a más de uno, quienes de inmediato lo confrontan, e incluso durante la noche intentan abusar de él.
Sin embargo, Yunoshin no lo permite, e incluso amenaza con matarlos si intentan tocarlo nuevamente.
En medio de tantos hombres, aprende que el abuso es cotidiano, y que los de mayor jerarquía suelen hacerlo sin dudarlo.
A partir de ese momento, Yunoshin comienza a ser notado, e incluso el hombre de mayor rango escucha rumores sobre él. Un día, mientras observa un enfrentamiento de espadas, lo invita a participar, y de manera sorpresiva derrota al mejor.
De inmediato, Yunoshin es ascendido en la jerarquía y es enviado a servir directamente a la nueva shogun, Yoshimune, quien no tolera los despilfarros y tradiciones ostentosas de sus predecesores.
De inmediato, Yoshimune comienza a despedir a quienes le desobedecen, y al poner su ojo en el Oooku, comienza a inquietarse por los costos, así como el hecho de tener a tantos hermosos hombres desperdiciados en un encierro tan poco productivo.
Un día, Yoshimune observa con interés las sencillas ropas que porta Yunoshin, y decide que lo acompañe por la noche. Entonces, Yoshimune descubre que al ser su primer encuentro con un hombre, la tradición indica que Yunoshin deberá ser decapitado.
A pesar de ello, Yunoshin acepta y pide que se le retribuya adecuadamente a su familia. Por la noche, Yoshimune aprende más de la vida del joven, quien incluso le confiesa su amor por O-Nobu.
Yoshimune decide tomar el control de su gobierno, le perdona la vida a Yunoshin, lo obliga a cambiar su nombre y le ordena convertirse en mercader, dándole la oportunidad de casarse con O-Nobu.
Además, reforma el Oooku, y en su primer encuentro con ellos, despide a los más hermosos hombres y les ordena que comiencen una nueva vida fuera del palacio.
(大奥)