Yukito creció como un chico normal, al menos hasta el día en que su propio padre lo hizo parte del culto a la diosa Mitama.
Sin embargo, la obsesión de su padre por la diosa Mitama lo llevó a ofrecer a Yukito como un sacrificio.
Antes de morir, Yukito observa su vida pasar en un instante, y desea que si Mitama existe, que le permita revivir en un lugar donde la religión no sea una prioridad.
De repente, vemos que Yukito abre los ojos y observa a Aruraru intentando revivirlo de una forma poco ortodoxa.
Yukito se controla y comienza a imaginar que en verdad ha llegado a un nuevo mundo, y de inmediato imagina que se trata de uno con magia, caballeros y misiones por cumplir.
Le pregunta a Aruraru si existe un gremio de aventureros en su pueblo, o una forma de trabajar y ganarse la vida.
Yukito termina arando los campos y ayudando con la cosecha, e imagina que está obteniendo puntos, como suele pasar en los juegos de video, pero después de un par de meses, nada parece cambiar en su vida.
Pero a pesar de todo, Yukito se ha adaptado a la vida en el pueblo, vive en la misma casa que Aruraru y su hermana, ha usado las uvas para crear vino y ha llenado a la comunidad con alegría.
Días más tarde, Yukito acompaña a Aruraru y Roy a la capital, donde ambos le sugieren a Yukito que no converse con ninguna persona.
Al observar detenidamente, Yukito se da cuenta que todo mundo los observa con desdén, si no es que con desprecio.
Antes de dejar la ciudad, Yukito observa lo que parece ser una ejecución pública, y no comprende lo que ocurre ante sus ojos.
Aruraru le confiesa que su pueblo está lleno de personas a las que el reino considera desechos, ya sea por su forma de ser o actuar. Se les discrimina, y si es el caso, se les obliga a tomar su vida en nombre de su gobernante.
Esa noche, Aruraru entra a la habitación de Yukito, y después de platicar, le confiesa lo feliz que ha sido de conocerlo. Como agradecimiento, Yukito le regala su collar dedicado a la diosa Mitama.
A la mañana siguiente, Yukito encuentra a Roy tirado frente a la casa y le dice que Aruraru y su hermana han sido llevadas a la capital para ser ejecutadas.
Yukito se atreve a desafiar al propio reino e intenta evitar la muerte de las chicas. Al llegar, la hermana de Aruraru ya ha muerto, y Yukito intenta evitar que pase lo mismo con su amiga.
A pesar de oponer resistencia, Yukito observa como apuñalan a Aruraru y en un descuido, él mismo cae herido a su lado.
Al ver el collar dedicado a Mitama, se pregunta qué ha hecho mal para terminar así, porque su diosa no ha aparecido para ayudarlo.
De repente, el cielo se obscurece, y una esbelta figura aparece frente a un moribundo Yukito. La mismísima diosa Mitama aparece, y enfurecida castiga a quienes han lastimado a su devoto seguidor.
Mitama no duda en curar las heridas de Yukito y Aruraru, quien al despertar observa a una pequeña niña sentada sobre los hombros de Yukito.
(神無き世界のカミサマ活動)