Dentro del cuerpo humano, millones y millones de células trabajan arduamente por nosotros. Pero el mundo es un lugar peligroso, y nuestras células enfrentan peligros constantemente.
Un Glóbulo Rojo (AE3803), o eritrocito, acaba de comenzar su labor, y transporta oxígeno y dióxido de carbono por el torrente sanguíneo, es decir, distintos tipos de nutrientes dentro de nuestro cuerpo.
Un día, mientras el Glóbulo Rojo realiza su recorrido de rutina, se convierte en el objetivo de una Bacteria Neumococo que se ha infiltrado en el cuerpo. Para su fortuna, se topa con Glóbulo Blanco (U-1146), neutrófilo, quien pelea sin descanso contra los invasores.
De alguna forma, un Neumococo es capaz de escapar a su ataque, y ahora es un fugitivo en busca de un camino para infectar a todo el cuerpo. El trabajo del Glóbulo Blanco es proteger al cuerpo, y comienza a cazarlo.
En ese momento, Glóbulo Rojo enfrenta diversos problemas para encontrar su camino a su destino, en el área pulmonar. Es algo torpe, y suele perderse dentro del cuerpo; sin embargo, está determinada a hacer su mayor esfuerzo.
Nuevamente, se enfrenta al Neumococo, y de alguna forma se vuelve a topar con el mismo Glóbulo Blanco que la salvó anteriormente. Juntos, continúan su búsqueda, atentos a encontrarse con invitados indeseados.
Finalmente, Glóbulo Rojo encuentra su camino hacia los pulmones, pero no está sola, el Neumococo aparece nuevamente, en el lugar preciso para infectar el sistema.
De nuevo, Glóbulo Blanco hace una aparición heroica y engaña al Neumococo para que los siga hasta un área restringida, en la que se forma mucosa. De esta manera, pueden contenerlo, y permiten que el cuerpo lo expulse hacia el exterior.
(はたらく細胞)