Hace muchos años, en el período Sengoku, Japón estaba en un conflicto incesante, y Lord Daigo Kagemitsu había perdido su fe. Por lo cual decidió hacer un pacto con 12 demonios, y les ofreció cualquiera de sus pertenecías con tal de acabar con la hambruna y crisis de su tierra.
Para empezar, esto les permitió a los demonios a deambular y cometer todo tipo de atrocidades. Años más tarde, cuando la tierra comenzó a prosperar, Daigo y su esposa Oku, esperaban a su primogénito. Ese fue el día en que los demonios comenzaron a cobrar, la criatura no tenía ojos, piel y miebros.
De inmediato, Daigo comprendió su destino y ordenó su muerte; sin embargo, el deseo de vivir del bebé fue más fuerte, y con ayuda de Jukai, un médico capaz de usar magia y alquimia, el niño fue capaz de sobrevivir.
Dieciséis años más tarde, la guerra sin fin continuaba, y Jukai era reconocido por dar prótesis a los muertos para darles una forma digna de morir. Aunque para él, era una forma de usar sus prototipos prostéticos.
Mientras tanto, en un pueblo lejano, conocemos a Dororo, un joven ladrón, quien ofrece un cargamento de bienes directo desde la capital. En principio, fue contratado para cuidar los bienes, pero termina huyendo, buscando un beneficio.
No tarda en ser confrontado, e intenta escapar, pero al ver la crueldad de estas personas hacia un perro, termina siendo golpeado sin piedad. A pesar de ello, Dororo no acepta las órdenes y lastima al líder del grupo arrojándole piedras.
Cuando parece que Dororo perecerá, de la nada aparece un extraño hombre, Hyakkimaru, quien parece tener una mirada perdida. De repente, aparece un demonio desde la corriente del rio, y empieza a devorar a todos a su alrededor, antes de que Dororo sea ultimado, Hyakkimaru acaba con el demonio.
Dororo está sorprendido al ver como los brazos prostéticos de Hyakkimaru se convierten en un arma, pero más aún al ver que no puede ver o escuchar. De la nada, el cielo se torna obscuro y comienza una tormenta eléctrica, la máscara de Hyakkimaru cae al suelo, y una capa de piel comienza a cubrir su rostro.
A lo lejos, Daigo y Oku parecen comprender el significado detrás de esa espeluznante tormenta.
(どろろ)